Muchas de nosotras somos emprendedoras que con pasión, esmero, profesionalismo y gran voluntad, trabajamos día a día, de lunes a lunes, para dar a conocer nuestra actividad.
Muchas de nosotras tenemos el gran sueño de ver crecer la semilla que sembramos y para esto día a día buscamos la manera de perfeccionarnos.
Muchas de nosotras, en definitiva, tenemos el objetivo de dar ese gran paso: de emprendedora a empresaria
Para poder cumplir este deseo necesitamos, por supuesto, dedicar capital y trabajo. Pero esto no es lo único: por sobre todas las cosas es necesario crear hábitos y conductas cotidianas.
¿Cómo lo logramos?
En primer lugar, necesitamos elaborar un plan, con plazos y objetivos. Saber a ciencia cierta hacia donde queremos dirigirnos y qué resultados materiales queremos alcanzar al mediano y largo plazo. Esta es la única manera de que nuestros esfuerzos cotidianos se enfoquen hacia resultados positivos.
En segundo lugar, necesitamos comenzar a comportarnos como si ya fuéramos empresarias: establecer tiempos y modalidades de trabajo, plazos y prioridades para cada actividad. “Comenzar a comportarnos como empresarias si queremos llegar a ser tales.”
En tercer lugar, es sabido que todo emprendedor a diario se ve sobrepasado de actividades: atención telefónica, reuniones, entregas, presupuestos, envíos, dar respuesta a los numerosos mails cotidianos, manejo de web, blog, facebook y cuanta red social utilicemos como medio de promoción…
Es por eso que los invito a pensar y evaluar sus propios índices de eficacia, reflexionando sobre estas ideas:
Existen diferentes tipos de tareas:
- Importantes y Urgentes
- Importantes y No urgentes
- No importantes pero urgentes
- No importantes y no urgentes
¿A cuál daremos prioridad? ¡Las invito a hacer este ejercicio!
Libro recomendado: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey
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